Todas las habitaciones tienen paredes de colores vivos. El arte de la mariposa monarca, símbolo de crecimiento y aprendizaje, está repartido por toda la casa. El nuevo edificio de preescolar cuenta con zonas de juego diseñadas para alimentar la imaginación de los niños.
Esta es la sede de La Casa Hogar, una bulliciosa presencia en la comunidad agrícola de Yakima, Washington, cuya misión es conectar y educar a las familias latinas y transformar vidas en el valle de Yakima.
Sus raíces se remontan a 1986, cuando 35 comunidades religiosas de la Coalición Interreligiosa de Yakima (YIC) empezaron a atender a la gente de su barrio. YIC se constituyó como organización sin ánimo de lucro dos años después y en 2012 pasó a llamarse oficialmente La Casa Hogar.
A lo largo de sus treinta años de servicio, las Hermanas de la Providencia han sido voluntarias y han ayudado al ministerio. Dado que La Casa Hogar se encuentra junto a la casa de las Hermanas, cerca del centro de Yakima, existen fuertes vínculos entre las Hermanas y la organización sin ánimo de lucro. Tan fuerte, de hecho, que en 1996 las Hermanas donaron la casa donde La Casa Hogar alberga ahora la mayor parte de su programación. Las Hermanas incluso fregaron y limpiaron la casa para ayudar a crear el ambiente acogedor y alegre que tiene ahora.
Los 20 empleados, muchos de los cuales son antiguos clientes, cuentan con el apoyo de voluntarios de la comunidad y se centran en la educación de adultos, la educación preescolar y la educación para la ciudadanía/servicios jurídicos.
Las clases para adultos incluyen varios niveles de inglés como segunda lengua y preparación para el GED. También tienen grupos de apoyo a la mujer, clases de conducción y de informática.
Los preescolares asisten tres días a la semana, mientras sus madres participan en otros programas. El año pasado, más de 200 estudiantes asistieron a alguna de las clases de educación, incluso en línea.
Magaly Solís, directora ejecutiva y primera latina al frente del organismo en su historia, señala con orgullo que, desde su fundación, más de 1.400 personas se han convertido en ciudadanos tras participar en las actividades de educación cívica que ofrece La Casa Hogar. Solís y la organización están acreditados por el Departamento de Justicia para ejercer la abogacía de naturalización.

La Casa Hogar siguió atendiendo a la comunidad latina local durante la pandemia, organizando clínicas de vacunación y proporcionando mascarillas y otros suministros.
Además del voluntariado, las Hermanas siguen apoyando económicamente a La Casa Hogar a través del Fondo Misión Emilie Gamelin. Para más información y para saber cómo puede ayudar, visite su sitio web, www.lacasahogar.org.