
Reflexión de Adviento por Sr. Susanne Hartung, SP
El Adviento es mi estación favorita del año litúrgico. Es un tiempo de renovación espiritual.
En primer lugar, es un tiempo de espera, algo que todos debemos hacer.
¿A qué esperamos? ¿Qué esperamos? El Adviento es un tiempo en el que pensamos en la espera de la Navidad. Encaja perfectamente con nuestros anhelos humanos naturales.
Con la comercialización de la Navidad, el Adviento es también un tiempo de oscuridad.
¿Qué hace falta para no dejarse atrapar por el ajetreo de la temporada?
En cambio, ¿podemos llevar luz a nuestro mundo haciendo algo extra por nuestro prójimo o sirviendo a los pobres de nuestro barrio?
La corona de Adviento, con sus oraciones diarias y marcada por el encendido de las velas de cada domingo, es un recordatorio de este período de reflexión, que prepara el camino del Señor.
En el evangelio de Lucas se nos recuerda la predicción de Isaías:
«Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas. Todo valle se llenará, y todo monte y collado se rebajará. Los caminos tortuosos se enderezarán y las sendas escabrosas se allanarán, y toda carne verá la salvación de Dios.» (Lucas 3:4-6)
¿Qué significa esta lectura para nosotros? ¿Cómo facilitamos y allanamos el camino a los demás? Al hacerlo, ¿no estamos preparando el camino del Señor?
En resumen, ¡el Adviento puede ser el tiempo que hemos estado esperando!