Especialistas pediátricos de Spokane curan un pequeño corazón roto

29 de noviembre de 2006

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La niña Margarita Hernández nació en la pequeña comunidad agrícola de La Papalota (El Salvador). Poco después de nacer, un médico local le diagnosticó un defecto cardíaco congénito que no podía reparar. Su única esperanza sería la generosidad de los especialistas de un país lejano.

Afortunadamente, la pequeña Margarita tiene una tía, también llamada Margarita Hernández, que ingresó en las Hermanas de la Providencia en 2004 y vive en Spokane. A través de las hermanas y de Healing the Children, se hicieron los preparativos para llevar a la pequeña Margarita al Hospital Infantil del Sagrado Corazón. La hermana JoAnn Showalter, de visita en la misión de las Hermanas de la Providencia en La Papalota, pasó un rato con los preocupados padres del bebé y se ofreció a acompañar a Margarita en su largo viaje. Sabiendo que era la única esperanza de su hija, los padres acordaron que debía ir.

Cuando llegó a Spokane, Margarita tenía 22 meses y pesaba sólo 18 libras. Los problemas cardíacos no sólo la hacían pequeña, sino que además tenía muy poca energía. El viaje desde El Salvador fue difícil para su corazón y sus pulmones. James y Shirl Lewis, padres adoptivos de Healing the Children, la describieron como una niña pequeña, muy tímida y extremadamente recelosa de cualquier persona con aspecto de médico.

A Margarita le diagnosticaron una comunicación interventricular -un orificio entre las cavidades inferiores del corazón- y una anomalía en la arteria coronaria derecha. Ambas afecciones son graves y potencialmente mortales si no se reparan. (Normalmente, a un niño en Estados Unidos se le corrigen estos defectos cardíacos congénitos en la primera infancia).

El equipo de médicos que se ofreció voluntario para prestar asistencia médica a la pequeña Margarita estaba formado por el Dr. Neil Worrall, cirujano cardiotorácico; los Dres. Carl y Hrair Garabedian, Centro de Cardiopatías Congénitas del Noroeste; Dr. Mitch Minana, anestesista; y personal de apoyo. Todos los servicios profesionales, así como los gastos hospitalarios, fueron gratuitos.

Se programó la intervención quirúrgica de la pequeña Margarita para el 19 de octubre y el equipo reparó con éxito los defectos en una operación de 4 horas. Tras pasar unos días en la unidad de cuidados intensivos pediátricos, fue entregada a su familia de acogida, con la que ha prosperado. La niña de 2 años, que celebró su segundo cumpleaños el 13 de noviembre, está ganando peso, tiene energía para jugar y ha aprendido a querer a sus cuidadores.

Cuando se le preguntó por qué se había ofrecido voluntario para formar parte del equipo médico de Baby Margarita, el Dr. Worrall respondió: «Es increíblemente gratificante para todos los miembros del equipo poder ayudar a un niño que de otro modo no tendría ninguna oportunidad. Para nosotros es importante devolver algo a nuestra comunidad y a los menos afortunados de todo el mundo.»