Hermana Elizabeth de la Providencia
Dondequiera que ha estado, la Hermana Dorothy Zimmer ha sido una presencia amable y acogedora. Se la recuerda por su cálida sonrisa mientras contagiaba el amor de Dios a todos los que encontraba.
Nació el 7 de junio de 1918 en el seno de una familia de granjeros en Glentana, Mont. La suya era una familia religiosa cuyas tres niñas y tres niños asistían a la escuela de vacaciones de verano impartida por hermanas de varias comunidades religiosas y a clases de catecismo después de misa los domingos. Los miembros de la familia estudiaban las escrituras y rezaban juntos el rosario en casa.
Tras graduarse en el instituto de Opheim (Montana), se matriculó en la Escuela de Enfermería del Hospital Columbus, donde conoció a las Hermanas de la Providencia. Entre sus profesoras y primeras influencias estaban las hermanas Frances Maureen y Mary Bede.
La entrada en el noviciado no sorprendió a nadie
Un año por delante de ella en la formación de enfermeras estaban las hermanas Ethel Richardson, Claudia McMillan y Peter Claver, que también alentaron su vocación, al igual que los feligreses de la iglesia a la que asistía su familia. Se graduó en enfermería en 1939 y luego trabajó durante un año en el hospital del condado de Glasgow, Montana, y durante tres años en los hospitales de Merced y Oakland, California. Dados sus antecedentes, no fue ninguna sorpresa cuando ingresó en el noviciado de la comunidad religiosa en Mount St. Vincent, Seattle, en 1945. Tomó el nombre de Hermana Isabel de la Providencia en religión.
La primera misión de la Hermana Dorothy fue en el antiguo Hospital del Sagrado Corazón (ahora Centro Médico del Sagrado Corazón) en Spokane, Washington, donde sirvió un año de guardia nocturna, trabajando en las plantas médica, quirúrgica y obstétrica. Su carácter afectuoso y su presencia tranquilizadora le sirvieron tanto a ella como a los pacientes y sus familias durante los siguientes 30 años, en los que prestó asistencia como supervisora o pastoral asociada en diversos hospitales, como el de la Sagrada Familia, en San Ignacio, Montana; el de San Patricio, en Missoula, Montana; y el de Providence, en Wallace, Idaho.
Atendió a los padres y a otras personas
La hermana Dorothy trabajó durante casi una década como visitadora pastoral en la parroquia de San Rafael de Glasgow, donde pasaba tiempo con los residentes católicos de la residencia de ancianos Valley View, un centro luterano donde su hábito la hacía reconocible al instante. Sus propios padres se habían convertido en residentes de la residencia de ancianos mientras la hermana Dorothy los cuidaba en Glentana con el permiso de sus superiores. Continuó allí con ellos mientras visitaba a otros residentes, rezaba con ellos y ayudaba en los servicios semanales.
Preguntada una vez por qué seguía vistiendo el hábito que tradicionalmente llevaban las Hermanas de la Providencia en el pasado, Sor Dorothy respondió: «La gente aprecia quién soy porque llevo mi hábito. Algunos me han dicho: ‘Me alegro de que no hayas cambiado'».
En 1996 se jubiló de Glasgow a Mount St. Joseph, Spokane. En la actualidad reside en la residencia St. Joseph de Seattle.