Por Clare Lentz, SP

Este año 2020 ha sido un año como ningún otro. Nuestro Dios providente nos conduce a nuevos terrenos. ¡Dios está a cargo del mundo! Los cambios que necesitamos ahora sólo pueden producirse mediante una escucha profunda, profunda y contemplativa, y después actuando. Así lograremos lo que Dios quiere.
Debemos dejar que nuestro Dios de Gracia tome posesión de nuestros ojos, oídos, mentes y corazones para que podamos movernos con el Espíritu y seguir Sus susurros. El Espíritu de Dios nos empuja a cooperar en la obra de Dios. Estamos evolucionando al ritmo de Dios como socios de Dios hacia un futuro desconocido que la Providencia tanto desea.
La pandemia mundial – COVID 19 – nos obliga a vivir en un profundo dolor, con tantas muertes, el colapso económico y la disparidad de la riqueza. Nos parecemos mucho al espíritu mudo que fue llevado a Jesús para ser curado. Los discípulos no sabían cómo responder. Jesús les dijo que
esto sólo saldrá a través de la fe y la oración. «Nada será imposible para ti».
Una gran bendición es que nuestras vidas se han ralentizado mucho. Atesoro el tiempo de oración personal que tenemos. Llevamos una vida más reflexiva, creciendo en la escucha contemplativa, dialogando con nuestras hermanas y discerniendo la acción. Jesús rogó a su Padre «que sean Uno… que todos sean Uno, en nosotros como tú, Padre, estás en mí, y yo en ti». Este parece ser el deseo más profundo de Jesús.
La pandemia mundial está cambiando la trayectoria de la historia de la humanidad. Nos impulsa a profundizar en nuestra comunión mutua y con otras congregaciones y grupos religiosos. Las tareas de nuestro mundo en evolución son preocupación común de toda la humanidad. Se nos invita a colaborar con el Ser de Dios en este florecimiento de todas las personas y, de hecho, con la propia Creación.
Uno de los regalos de este tiempo son las renovadas y ampliadas conexiones dentro de la Provincia Mother Joseph y con las hermanas de otras provincias. Agradezco las experiencias que hemos compartido en línea utilizando tecnologías como Zoom. Ahora compartimos los primeros y últimos votos, los funerales, así como la celebración de acontecimientos congregacionales con oraciones y rituales a través de celebraciones virtuales. Algunos miembros nuevos han grabado vídeos de sus actividades: bailando, cantando y expresando sus opiniones. Ha sido una forma maravillosa de conocerlos.
Un inmenso mal al que debemos hacer frente es el racismo sistémico y las desigualdades que afectan a las vidas de los negros, los latinos y otras personas de color. La conciencia de nuestro pecado nos confronta diariamente. Las hermanas estamos haciendo lo que podemos para cambiar este prejuicio secular, participando en protestas y estudiando las situaciones para aprender, arrepentirnos y cambiar nuestros corazones y acciones para que estén más en consonancia con nuestros valores cristianos.
A medida que avanzamos hacia un futuro complejo con muchas incógnitas, lo hacemos con los ojos, los oídos y el corazón bien abiertos. Nuestra base de confianza en nuestro Dios providente es sólida. Crecemos hacia una visión divina con la seguridad de que Dios está siempre con nosotros.