Las Hermanas centrarán su ministerio en El Salvador en la educación y formación de los jóvenes
Galería de fotos: Regreso a La Papalota

En enero de 2015, las Hermanas de la Providencia volvieron a vivir en la casa de La Papalota, en la región del Bajo Lempa de El Salvador, donde llegaron por primera vez en 1995. El regreso a la casa de La Papalota facilitará la vida comunitaria y los ministerios de las hermanas.
La decisión del Equipo de Liderazgo de la Provincia Mother Joseph de centrar la misión Providencia en El Salvador en la educación y formación de jóvenes y adultos jóvenes es el resultado de un proceso de discernimiento de dos años. El obispo Orlando Cabrera, que acogió inicialmente a las hermanas en su diócesis de Santiago de María en 1995, ha dado su apoyo a esta decisión y ha acogido con satisfacción el renovado compromiso de las hermanas en la región salvadoreña del Bajo Lempa.
La casa de La Papalota fue construida por las Hermanas de la Providencia en terrenos propiedad de La Maroma

Cooperativa y ha tenido hermanas viviendo en ella y/o ministerios ubicados allí desde 1995. La Superiora Provincial Judith Desmarais, la Hermana Marilyn Charette, que actualmente vive y ejerce su ministerio en El Salvador, y la Hermana Kathryn Rutan, que regresará a El Salvador en octubre, tuvieron la oportunidad de reunirse con el grupo ejecutivo de la Cooperativa La Maroma en mayo.
«Gracias a todos los que habéis rezado por el éxito de la misión de Salvador», escribió la hermana Judith a las hermanas. «Hemos estado buscando y discerniendo para tener un foco y la Providencia nos lo ha proporcionado».
Mirando hacia atrás
En 1995, la larga guerra civil de El Salvador, que causó miles de muertos y la destrucción de la economía y las infraestructuras del país, llegó a su fin. El pueblo salvadoreño luchaba por reconstruir su país y sus vidas. Fue entonces, en 1995, cuando las Hermanas de la Providencia recibieron la invitación de la población y del equipo pastoral de una zona rural del departamento de Usulután (el Bajo Lempa), que incluía las comunidades de La Papalota y Ángela Montano. Respondieron enviando a cinco hermanas: Isabel Cid, Marilyn Charette, Frances Stacey, Kathryn Rutan y Ema Maureira. Estas hermanas se sintieron llamadas a ser una presencia sanadora para un pueblo asolado por la guerra y a ser una comunidad Providencia entre y con las Comunidades Cristianas de Base del Bajo Lempa.
En la homilía de la misa con motivo de la llegada de las hermanas a La Papalota, el obispo Rodrigo Orlando Cabrera las presentó al pueblo diciendo: «Les entrego a las Hermanas de la Providencia como un don de Dios.»

La misión de las Hermanas en El Salvador ha evolucionado con el tiempo
Con el tiempo, se han producido cambios en la iglesia local, en el equipo pastoral y en las Comunidades Cristianas de Base. Estos cambios obligaron a las hermanas a revisar su presencia en El Salvador y a determinar el enfoque de su ministerio allí. A mediados de la década de 1990, ante la falta general de apoyo a la educación de las niñas, las hermanas crearon un fondo de becas para ayudar a niñas y jóvenes a cursar estudios secundarios. Sus necesidades eran bastante sencillas: dinero para comprar el uniforme escolar obligatorio, el billete de autobús de ida y vuelta a las escuelas secundarias de las ciudades vecinas y para el almuerzo de cada día. Con el paso de los años, las hermanas ampliaron su participación en este programa de becas para ayudar a niños y jóvenes, y también a estudiantes universitarios. A partir de 2015, con el nuevo enfoque de la misión, las hermanas esperan ampliar aún más el programa de becas para incluir a más jóvenes salvadoreños.
Dos del grupo original de hermanas que sirvieron en El Salvador – Sor Marilyn Charette y Sor Kathryn Rutan – y también Sor Marita Capili, se mudarán a la casa de La Papalota en enero. La hermana Marcia Gatica, miembro de esta comunidad local, se encuentra en San Salvador estudiando en la Universidad Centroamericana. Se espera que más hermanas se unan a la comunidad local y al equipo misionero en un futuro próximo.

Una Asociada Providencia, Delmi Serrano Ayala, administra actualmente el programa de becas. Como las familias de la región del Bajo Lempa a menudo no pueden permitirse la matrícula, la ropa y los libros necesarios, la educación suele terminar con los cursos 5º y 6º. Con la ayuda del programa de becas, muchos jóvenes han completado su educación secundaria y algunos han podido cursar estudios universitarios.
El coste de la educación de estos jóvenes salvadoreños es muy barato para nuestros estándares. Los estudiantes de secundaria necesitan unos 60 dólares para empezar el curso en enero y luego 10 dólares al mes para el transporte a su escuela local. Los estudiantes de secundaria necesitan un fondo inicial y luego entre 35 y 40 dólares mensuales, dependiendo de la distancia a la que vivan de su instituto. Una beca universitaria proporciona a los estudiantes entre 50 y 150 dólares mensuales.
El programa de becas también incluye un proceso de desarrollo personal y social y de formación de habilidades similares. Una vez al mes, los jóvenes se reúnen para sesiones y actividades impartidas por los Asociados Providencia Tránsito Ruano Castro, su esposo Aníbal Castro y los demás Asociados Providencia. Además, cada becario participa en algún tipo de servicio de ayuda a la comunidad que forma parte integrante del programa de formación.
Una pequeña inversión reporta enormes beneficios a estos jóvenes, como mejores empleos y mejores vidas para ellos y sus familias. «En estos momentos, dadas las crisis en los países centroamericanos, incluido El Salvador, es fundamental proporcionar ayuda a estos jóvenes», dijo la hermana Kathryn. «Todo lo que podamos hacer para ayudarles a permanecer y tener éxito en la escuela es esencial para ellos, sus familias y su país. Una oportunidad para la educación ofrece una alternativa a las bandas, a convertirse en víctima y/o autor de la violencia, que a veces es la única opción que se presenta.»
Una beca de ayuda significa esperanza para el mañana. El apoyo brindado por el programa de becas Providencia, en solidaridad con los numerosos donantes que apoyan el programa, hace posible que estos jóvenes hagan realidad su sueño de un futuro en El Salvador. Esperan graduarse, encontrar trabajo y poder mantener a sus familias y a otros jóvenes que, como ellos, intentan alcanzar sus sueños.
Estos son algunos de los jóvenes a los que ha ayudado el fondo de becas:
- Carmen Gochez – graduada como técnico en enfermería.
- Manuel Vijil – es ingeniero industrial.
- Mario Wilfredo Juarez, PA – se ha licenciado en Derecho.
- Mirna Elizabeth Martinez Barahon, PA – ha obtenido una licenciatura en marketing.
- Tulio Adrian Mancia Arriaga, PA – fue el primer universitario graduado del programa de becas, obteniendo un título en informática.
Hay muchos más jóvenes en la región del Bajo Lempa que esperan que continúes con tu generosidad hasta que ellos, y sus hermanos y hermanas más jóvenes, puedan aprovechar la educación que tanto significa.
Las Hermanas de la Providencia comparten sus esperanzas
¿Cómo puede ayudar a apoyar y fortalecer este ministerio?
Las donaciones pueden ser individuales o colectivas. Por favor, haga su cheque pagadero a las Hermanas de la Providencia y anote que su preferencia como donante es para el ministerio en El Salvador. A continuación, envíe su regalo a
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Gracias por ayudar a estos jóvenes de El Salvador a labrarse un futuro lleno de esperanza.