No tiene nada de extraño que una Hermana de la Providencia ayude a las jóvenes a discernir su vocación. Pero para la Hermana Marie-Thérèse Gnamazo, cuya ciudad natal está a casi 8.000 millas de distancia, en África, es un poco más complicado de lo habitual.

Dada la distancia, la Hermana Marie-Thérèse subraya la importancia de la parroquia, los padres y la comunidad en el proceso de discernimiento. Si lo piensas bien, eso es cierto tanto si la persona que discierne está al lado como si está en otro continente.
El camino de Sor Marie-Thérèse hacia las Hermanas de la Providencia comenzó en 2008 en Camerún, con una parada en Roma, antes de unirse a la Congregación en Seattle.
Durante una visita a su país a principios de este año, un compañero de su época en la Universidad Gregoriana de Roma permitió a la Hermana Marie-Thérèse hablar a su parroquia, Sts. Pedro y Pablo en la región camerunesa de Abong-Mbang.
La edad de las jóvenes oscilaba entre los 13 y los 20 años. Algunos están a punto de empezar el instituto, otros la universidad. La clave, subraya la Hermana Marie-Thérèse, es escuchar sus historias, esperanzas, sueños, ansiedades y dudas.
La Hermana volverá y espera hablar con muchas otras parroquias de la diócesis, pero mientras tanto confía en que las personas que forman parte de la vida de las chicas estarán ahí para animar y apoyar a las jóvenes mientras trazan su propio futuro.
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